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Un buen plan… de negocios

Todas la empresas en algún momento de su vida, necesitan liquidez. Eso quiere decir que, toca pedir algún tipo de financiación para mantener la empresa, ampliarla, implementar algún aspecto o simplemente, lanzarla. Emprendedores en ciernes y empresarios experimentados, saben de buena tinta que para conseguir esos recursos económicos, tienen que buscar quien se los proporcione. Para ello, se valen de una herramienta tan útil para solicitar préstamos y financiación como para el propio empresario que sabrá en todo momento, cual es el camino a seguir para que su empresa, avance. Esta herramienta, se conoce como plan de negocios y en este dossier, se aglutinan todos los factores que componen el desarrollo de una empresa.

Desde Findango Finace, expertos en financiación empresarial, nos detallan las claves de un buen plan de negocios. En esta ocasión desde la perspectiva de quien lo va a leer para ser convencido de la viabilidad de ese negocio. Uno de los aspectos fundamentales y más obviados a la hora de confeccionar y redactar este plan, es hacerlo para quien va a tomar la decisión de financiar el proyecto. Es decir, no basta con creas en tu idea, tienes que venderla y, la mejor manera de hacerlo, es pensar como el que la va a comprar. En este caso, la entidad financiera, banco o inversor.

Los planes de empresa, están a la orden del día. Se trata de un campamento base, un punto de partida, el origen de toda empresa. A la hora de su creación o ampliación, contar con un plan de negocios es fun-da-men-tal. Este informe, dossier o documento, como cada quien guste llamarlo, es como los planos que un arquitecto desarrolla para levantar un edificio. En él, se resume y detalla, el carácter del proyecto empresarial. Objetivos, identidad de la marca y funcionamiento, entre otros, que harán que el negocio funcione y tenga éxito.

Prácticamente todos los planes de negocio cuentan de los mismos puntos a desarrollar. Lo que marca la diferencia entre un buen plan y uno no tan bueno, es la profundidad del mismo. Cuanta mayor profundidad se plasme en el documento y más exhaustivo se sea en su desarrollo, mejor. El detalle marcará esa diferencia y definirá cada punto concreto de la ruta a seguir. Modelos hay muchos, todos similares y fácilmente adaptables en cuanto apartados. Algunos planes pueden no necesitar detallar algún aspecto porque su negocio no lo necesite o al revés. En cualquier caso, cada aspecto a tratar, debe ser muy bien detallado, de forma breve y concisa y con la mayor claridad posible.

El cómo y los porqués de un buen plan

Las razones que llevan a un emprendedor o empresario a confeccionar un plan de negocios, son muchas. Es necesario, incluso si no se necesita financiación y la inversión es propia, contar con un buen plan. ¿Por qué? Sencillo: determina las claves de funcionamiento de la empresa; define la estructura y organización de la misma; ayuda a identificar debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades (DAFO); ayuda a definir posibles alternativas.

El objetivo básico de este documento, consiste en explicar lo que hay que hacer para que la empresa, sea rentable y los pasos que hay que dar, para lograr ese objetivo. A su vez, explica en que consiste la misma y cuales son sus puntos fuertes. La pretensión es perfilar un dibujo para detallarlo con los datos concernientes a los recursos disponibles para alcanzar esos objetivos. Todo plan de empresa, abarca un determinado periodo de tiempo en que se pretende lograr lo planteado.

Este documento, no es solo útil a nivel personal, se trata de una de las herramientas clave que permite agilizar la concesión de un préstamo bancario o motivar a inversores a participar en el negocio.

Como confeccionar un buen plan es sencillo. El esquema habitual cuenta con una serie de puntos que conviene seguir a rajatabla, aunque luego haya que añadir alguno más. Esos puntos son los siguientes:

  • Definición del producto o servicio: en este primer apartado, hay que hacer una descripción breve pero detallada, de la idea de negocio. La misma, debe responder a una necesidad existente en el mercado, solucionar un problema o aportar novedades frente a la competencia. Dentro del mismo apartado, hay que matizar pros y contras, así como la resolución de posibles problemas. Con esta información se define la identidad comercial.
  • Tras esa definición, toca explicar el grupo de trabajo con el que se va a contar, en caso de no ser un autoempleo y las habilidades del mismo para el desarrollo de la actividad comercial.
  • Muy importante, tanto para conocer si la idea es buena como para descartarla: un análisis del mercado. Analizar al detalle el sector donde se mueve la idea y conocer si existe oportunidad real para la misma. Definir el perfil de la clientela y enfocar el producto o servicio a ellos. Una clave es centrar el estudio de mercado y no abarcar demasiado.
  • Cuando ya se ha definido la clientela, el modelo de negocio, debe presentar la propuesta de valor. Esto es lo que va a diferenciar tu idea del resto. Este apartado incluye las estrategias de marketing y ventas a utilizar. Este punto es clave, pues merced a ello se puede advertir el éxito o el fracaso de la empresa.
  • Tras toda esta teoría, hay que pasar a la práctica ficticia de los números. Un buen plan financiero, tiene que ofrecer resultados favorables. Mediante el mismo, se valorará la viabilidad económica y se explicará como se van a convertir en números los puntos planteados anteriormente. Hay que incluir costes, precios, márgenes, gastos… cuanto más detalle y realismo mejor.
  • Como es inevitable, hay que hacer un análisis de riesgos. Este apartado ayuda a identificar las amenazas y plantear una serie de actuaciones concretas ante las mismas. Aquí entra en escena el planeamiento de un plan B.
  • En último lugar, un plan de implementación en que se establece una planificación detallada para marcar los tiempos y las fases de desarrollo del negocio. En el se identifican las acciones y tareas diarias encaminadas a la consecución de objetivos.

A parte de estos apartados que no pueden faltar, es conveniente, incluir un resumen ejecutivo en el que se recoja de forma breve y esquemática, la conclusión de cada uno de los apartados desarrollados a modo de introducción. Este resumen debe responder a todo lo que el inversor en potencia, necesita saber para confiar en el proyecto y poner en juego su dinero. Aunque se coloque al principio del plan de empresa, es mejor redactarlo al finalizarlo, puesto que ya contarás con una visión más completa de los puntos desarrollados.

Para quien es el plan

Un plan de negocios cuenta con dos tipos de destinatarios principales:

Los promotores de la idea y, por tanto, de la empresa. Con este documento, contarán con una hoja de ruta donde se define y desarrolla el proyecto, a la vez que se conoce en profundidad y limita la tentación de improvisar. Cuanto más riguroso sea el plan en su elaboración, mejor será el resultado del mismo.

Los inversores y/o proveedores. Encontrar a alguien que este dispuesto a confiar en el negocio y la propuesta del promotor, será más fácil contando con un buen plan de negocio que avale la idea con datos e información relevante. Es valido tanto para captar inversores, solicitar prestamos o incluso ayudas y subvenciones.

Conociendo de ante mano los elementos a incluir en un plan de negocios y sabiendo a quien vas a mostrárselo, es más sencillo elaborarlo. No obstante, tener en cuenta algunos consejos básicos para su confección, siempre viene bien.

Es importante que lo redacten las personas implicadas en el proyecto. Los detalles pueden ser un elemento clave y diferencial a la hora de lograr los objetivos. Nadie conoce mejor que el promotor la naturaleza y motivación de su proyecto.

Debe contar con la extensión adecuada, no conviene suprimir u obviar datos que pueden resultar relevantes o aportar contexto o información importante. Una extensión adecuada puede ser cincuenta folios.

La estructura debe estar muy definida y seguir los puntos correctamente para que los interesados puedan encontrar los aspectos relevantes.

Utilizar un lenguaje tan claro como convincente que, pueda ser comprendido fácilmente por cualquier persona que lo vaya a leer. Independientemente de la especialización del plan, debe ser legible y hay que ser capaz de trasladar de forma adecuada todo lo referente al negocio para captar la atención.

Aunque lo más recomendable es ser uno mismo quien confeccione su propio plan de empresa, puede resultar interesante, buscar ayuda externa. Si te sientes perdido a la hora de redactar los aspectos clave o te falta capacidad para desarrollar algún aspecto concreto por falta de conocimiento (habitual en los balances de cuentas), es fácil encontrar profesionales que te ayuden. No obstante, aunque parezca, a priori, complicado, es cuestión de ponerse manos a la obra. Con un poco de ánimo e interés, se puede elaborar un excelente plan de negocios, solo tienes que contar con una buena idea y, que la misma, tenga futuro.

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