En la actualidad, en España, los accidentes de trabajo en altura generan más de 50 personas muertas cada año, según los datos que manejan desde el Ministerio de Trabajo, y otras muchas con secuelas que las incapacitan permanentemente para desempeñar su profesión, además de elevadas pérdidas económicas para las empresas y la sociedad en general. La mitad de estas graves consecuencias ocurren más allá del sector de la construcción.
Un gran número de estos accidentes tienen en común que suceden en el transcurso de operaciones puntuales de mantenimiento de instalaciones de climatización, limpieza de cristales, reparación de luminarias, etc… y con frecuencia realizadas por operarios que pertenecen a empresas especialistas externas, no habituales o poco conocedoras de las instalaciones de la empresa que solicita el servicio. Por eso, si tienes que ponerte en manos de una empresa que lo gestione, hazlo con todas las garantías.
En este caso nos gusta la recomendación de Workprotec. Es necesario que siempre se analicen este tipo de operaciones en las evaluaciones de riesgos, a pesar de no ser percibidas como lugares de trabajo permanentes, habituales o inherentes a la propia actividad de la empresa.
Esta empresa cuida hasta los últimos detalles para no sufrir ningún percance. Así, realizan reparaciones, limpiezas, inspecciones, soldaduras, instalaciones y cualquier trabajo en altura con la mayor seguridad. Son expertos en técnicas de trabajos verticales, en el uso de técnicas de suspensión y espacios confinados. También disponen de personal especialista en rescate industrial para el asesoramiento y formación del personal de mando y operativo en planta, con las últimas técnicas y materiales disponibles en el mercado.
Por último, realizan procedimientos específicos de Seguridad para Trabajos en Altura y Rescate personalizados, adaptándose a las características e idiosincrasia de las empresas donde se van a implantar, ya pertenezcan al sector industrial, como al de energías, telecomunicaciones, etc.
Situación con riesgo
Una situación con riesgo de caída de altura (o caída a distinto nivel) es toda aquella donde el trabajador está situado en un lugar desde el que puede caer a una zona inferior. Pueden ser situaciones de escasa altura, como cuando un trabajador de un supermercado se sube a una banqueta para reponer una estantería, o situaciones de gran altura, como cuando un operario de una empresa subcontratada sube a reparar una claraboya de una nave industrial.
Cuando en una empresa se analiza si existen situaciones con riesgo de caída de altura, no siempre se tienen en cuenta las operaciones de mantenimiento, limpieza, reparaciones etc., ya que únicamente se contemplan los trabajos propios de la actividad de dicha empresa. Por otro lado, aunque algunos empresarios desconocen sus obligaciones respecto a las empresas que contratan, esto no les exime de tener que asumir las consecuencias cuando se produce un accidente.
La legislación en prevención establece que es responsabilidad del empresario informar sobre los riesgos propios del centro de trabajo que puedan afectar a las actividades desarrolladas por otras empresas, así como las medidas preventivas que deben adoptar.
Trabajos esporádicos
Otro aspecto a considerar es que con frecuencia el riesgo de caída de altura está asociado a trabajos u operaciones no rutinarias o esporádicas (mantenimiento, limpieza, acceso a equipos, lugares o áreas no protegidas, etc.). Al ser actividades no desarrolladas de forma habitual pueden quedar olvidadas en el proceso de identificación, por lo que no sería evaluada y no se adoptarían las medidas de control necesarias.
El caso de las actividades que se realizan en operaciones de mantenimiento no previstas la problemática se agudiza, ya que el factor de presión y falta de planificación pueden contribuir al accidente.
En resumen, los trabajos a grandes alturas van acompañados de una correcta evaluación del riesgo, una planificación detallada, y son ejecutados por trabajadores con amplia formación y equipos de trabajo adecuados. En cambio, los trabajos a poca altura raramente se asocian a un riesgo riesgos grave de caída, por lo que se efectúan sin planificación, sin formación específica y sin equipos adecuados a las tares a realizar. Para el debido control del riesgo de caída de altura deben plantearse todas las situaciones donde se pueda producir una caída a distinto nivel, ya sean situaciones habituales como esporádicas, y situaciones que afecten tanto a trabajadores propios como ajeno.