Teniendo en cuenta que del acierto o el error de esta elección depende en buena medida la prosperidad futura del negocio, conviene tener en cuenta una serie de requisitos imprescindibles a la hora de abordar la compra de un local comercial o el alquiler de naves industriales, especialmente indicados para urbes caóticas y populosas como Madrid y Barcelona.
Piensen por ejemplo en una vivienda. Nuestra casa revela un sinfín de detalles sobre la personalidad de su dueño. Espaciosas, escuetas, minimalistas, ostentosas, abigarradas, sucias, limpias, cochambrosas, desbordadas de objetos, diáfanas, acogedoras… La relación que se establece entre una empresa y el local donde desarrolla su actividad económica es totalmente idéntica. Y es que no es lo mismo tener un despacho o una pequeña oficina desde la que gestionar nuestro trabajo que necesitar un almacén donde guardar las mercancías a proveer, o que necesitar una nave industrial donde tener la maquinaria necesaria para llevar a cabo nuestra actividad. Ni tampoco son casos comparables que ese citado almacén sea utilizado para acumular motorreductores, maquinaria industrial o equipos de pintura que para, en cambio, guardar delicada ropa de bebé personalizada o productos alimenticios, los cuales exigen sus propias condiciones de higiene y sanidad. Obviamente, prosiguiendo con este razonamiento lógico, un local situado en el centro del barrio más exclusivo de una ciudad como Barcelona se adaptaría mejor a negocios como la organización de suntuosas cenas de empresa¸ la inauguración de un centro cualificado de personal shoppers, la instalación privilegiada de una residencia de ancianos o la exhibición de lujosos complementos y textiles bordados para bebés que a, por poner un ejemplo, un más prosaico centro de renting de impresoras o una tienda de electrodomésticos baratos.
Locales comerciales
Dadas las estrecheces financieras del país, el volátil precio del mercado inmobiliario y el riesgo inherente que conlleva toda actividad emprendedora, la compra o alquiler de un local comercial no es una decisión baladí, sino que ha de estar motivada por razones como el volumen de ventas del negocio o la necesidad de atender al público de manera directa y personalizada. Hay tipos de negocios que, en cambio, no encuentran problema en ser ejercidos desde el propio hogar –trabajo telemático- o un despacho habilitado en nuestra vivienda.
Como es natural, la opción del alquiler es la más juiciosa en un primer instante en el que el negocio se debata en la inestabilidad. Arrendar el local permite trabajar con contratos temporales de diversa extensión, lo que favorece calibrar los gastos fijos, compararlos con las expectativas de negocio y proyectar las modificaciones adecuadas para mantener a flote la empresa –cosa que puede pasar, precisamente, por el traslado a otro emplazamiento-. Una medida aconsejable para estimar la cantidad de dinero que un negocio puede permitirse pagar en alquiler consiste en calcular que la proporción de este no sea superior a un tercio del presupuesto mensual global de la entidad. A ello se le ha de añadir una serie de costes variables que comprenden recursos imprescindibles como la electricidad, el agua, Internet, la instalación de medidas de seguridad laboral y antirrobos, las licencias sanitarias y ecológicas, la vigilancia, los seguros, el mantenimiento de limpieza…
En caso de un incremento gradual en la facturación y de la generación de una demanda inelástica, producto de la fidelidad de una clientela fija, sí podría iniciarse el estudio de la posible compra del local.
La situación del local es un elemento estratégico que debe condicionar el alquiler o la compra. Además, con toda probabilidad influirá en el mayor o menor precio del mismo. La explicación reside en la cantidad de clientes potenciales que puedan pasar por delante de la puerta del negocio a lo largo del día. Es decir, que la localización desempeña un papel importante en la presentación de tu negocio en sociedad. Factores relevantes a la hora de determinar este tráfico son la ubicación específica dentro de la calle –las esquinas concentran más miradas que el resto de la acera-, la accesibilidad por carretera y la dirección de la circulación –conduciendo se tiende a fijar la vista en el lado izquierdo y de frente y en diagonal en lo que respecta a los cruces-, las plazas de aparcamiento colindantes, la seguridad urbana del lugar o el entorno económico acorde a la clientela deseada. De la misma manera, alquilar un local dentro de una gran superficie comercial o de unas galerías multitiendas quizás sirva de incentivo para la atracción de consumidores, pero al mismo tiempo los costes del alquiler serán a buen seguro más elevados, además de que estos centros poseen políticas estrictas en el manejo del negocio –horarios de apertura y clausura, calendario festivo, contratación de personal, armonía estética…-. No obstante, no hay nada como dedicar un par de mañanas y un par de tardes a comprobar el funcionamiento diario de la vía en cuestión, analizando por uno mismo la cantidad de posibles clientes cuyo interés podría recaer sobre el negocio.
Si se mantiene la indecisión, conviene recurrir a un estudio en profundidad siguiendo las premisas fundamentales del marketing. Por ejemplo, algunos sectores económicos como el de la moda, la decoración o los muebles domésticos, incrementan su efectividad comercial cuando sus respectivas tiendas se concentran en un área próxima. Por el contrario, la cercanía a la competencia podría influir en el precio de los productos o servicios ofertados por tu negocio, ya que un recién llegado probablemente necesite una estrategia agresiva para darse a conocer y fidelizar a una clientela difusa y acomodada a la costumbre –promociones especiales, precios bajos, productos únicos o de especial calidad…-.
Naves industriales
En el caso de las naves industriales, la normativa municipal y estatal acerca de temas como la seguridad y la sostenibilidad ecológica convierte en un requisito ineludible la contratación de un equipo técnico que acredite mediante su firma que el proyecto cumple con todas las ordenanzas pertinentes (legislación urbanística, normas de construcción, instalaciones contra incendios, instalaciones específicas…), dependientes en muchos casos del tipo de negocio que se pretenda emprender en ellas. Aparte de esta medida previa, otros factores que discriminan la calidad de las prestaciones de la nave son la eficiencia energética del local –la luminosidad y los revestimientos de materiales aislantes suponen un importante ahorro en los gastos variables de iluminación y calefacción-, la accesibilidad y las buenas comunicaciones de la nave como incentivo para el aprovechamiento del tiempo de trabajo y los costes de transporte, la durabilidad de los materiales empleados en su construcción y su resistencia frente al azote de los elementos, las posibilidades de ampliación del espacio de la nave y la preexistencia de equipamiento y servicios de electricidad, gas, agua, telecomunicaciones, etcétera, destacable elemento de ahorro en la inversión.