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El movimiento moderno en arquitectura

El Movimiento Moderno en arquitectura, nace a principios del siglo XX en Europa y rompe con el concepto tradicional. En el plano teórico, las aportaciones de la arquitectura orgánica, inspirada en la obra del arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright y Alvar Aalto, y se oponía al convencionalismo de Le Corbusier, más ortodoxo y minimalista. “La reflexión parte de dividir la historia del siglo XX en dos, el gran suceso de la ‘modernidad’ y lo que se conoce como ‘la posmodernidad’. Estos dos periodos, visiones o posturas sobre el mundo, se produjeron por una serie de transformaciones en el mundo industrializado, que posteriormente se reflejo en los países en vía de industrializarse”, decía Jairo A. Moncada en el año 2009.

¿Estás pensando en construir tu propia casa?, ¿crees que ya ha llegado la hora de hacer una reforma en tu vivienda? Pues bien, entonces, continua leyendo este post, porque te vamos a hablar de la arquitectura moderna y de sus principales características. Presta atención, porque esto es tendencia.

El cambio de paradigma que motivó la transformación

Durante el siglo pasado se produce un cambio de paradigma que suponen una serie de transformaciones, a saber:

  1. Se pasa de la estética funcionalista de la modernidad, a una estética subjetivista de la posmodernidad.
  2. Se pasa de una estética abstraccionista como recurso racional, por una estética figurativista que valora lo particular.
  3. Se pasa de una estética higienista como construcción homogénea y definitoria del orden, por una que valora el caos.

Características principales de la arquitectura moderna

Se pueden resumir las características formales de la arquitectura moderna en los siguientes puntos:

  1. Rechazo de los estilos históricos o tradicionales como fuente de inspiración de la forma arquitectónica o como un recurso estilístico (historicismo).
  2. Adopción del principio de que los materiales y requerimientos funcionales determinan el resultado: la forma sigue a la función,
  3. Adopción de la estética de la máquina, como consecuencia de lo anterior, materiales y técnicas de nueva invención, como el hormigón armado, rechazo del ornamento como accesorio; la estética resulta de la propia finalidad expresiva del edificio, de los materiales empleados y sus propias características;
  4. Simplificación de la forma y eliminación de los detalles innecesarios, llevado al extremo en las obras de Mies van der Rohe.

El minimalismo, la simpleza de las formas, la predilección por la geometría… Así son las casas modernas. Los detalles, son mínimos, pero adquieren más fuerza que nunca. Una silla, es mucho más que una silla, es un adorno, un objeto que tiene una función más estética que funcional. Este tipo de mobiliario es el que se puede encontrar en la fabrica de sillas de madera J. Valls, fundada en el año 1942, y hasta hoy, viene diseñando, fabricando y vendiendo, las mejores sillas del país. Aquí, se pueden encontrar sillas de todos los estilos, desde las más clásicas, hasta las más vanguardistas y modernas, de todos los colores, tamaños y formas. Y si el cliente no encuentra la que quiere, le fabrican una especialmente para él, en función de sus gustos, necesidades y preferencias.

El positivismo de Comte como fundamento teórico

Auguste Comte (1798 – 1857), es el padre de la filosofía positiva, cuyo “carácter fundamental (…) es considerar todos los fenómenos como sometidos a las leyes naturales invariables, cuyo descubrimiento preciso y su reducción al menor número posible es el fin de nuestros esfuerzos”.

“Positivo es inseparable de relativo, de orgánico, de preciso, de cierto, de real”.

Según Comte, el pensamiento humano pasa por tres fases: la teológica, la metafísica y la positiva o científica, que representa la etapa madura del pensamiento humano.

El pensamiento positivo de Comte adopta los métodos de las ciencias matemáticas como propios, ya quue que “toda ciencia positiva no es otra cosa que una transformación de la observación y de la experiencia”. Littré, seguidor de Comte, afirmó que “los que creen que la filosofía positiva niega o afirma algo sobre las causas finales o primeras, se engañan, nada niega ni afirma, pues el afirmar o negar sería declarar que se tiene algún conocimiento del origen y del fin de los seres”.

El pensamiento positivo vendrá a tener influencias innegables en el credo de los arquitectos modernos: la apología del progreso, el orden y la ciencia (la metáfora de la máquina, la eficiencia y la higiene modernas), la abstracción del individuo en favor de la mitificación de la Humanidad convertida en fin último (la universalidad, el hombre-tipo), las metáforas biologistas y evolucionistas (la familia tipo y el bloque de viviendas concebidas como célula / organismo).

“El hombre propiamente dicho, dice, en el fondo no es más que una abstracción; lo único real es la Humanidad, sobre todo en el orden intelectual y moral”. El ser humano queda así reducido a número, y la búsqueda del Existenzminimun, viene a ser la búsqueda de la vivienda mínima. Porque “este sujeto no es otro que el hombre-tipo lecorbusierano, la familia tipo estadística, ese constructo mental que permitió a los arquitectos ortodoxos objetivar su comportamiento social y cuantificarlo en aquella experiencia casi delirante que fue el Existenzminimun”.

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